Gracias al alto grado de resistencia, el acero tiene muchas ventajas como material de construcción en proyectos metálicos, por lo que los productos de acero se han utilizado en una gran variedad de aplicaciones. Sin embargo, existe un problema muy común con la utilización de acero y es su susceptibilidad a la corrosión.
Para que el acero se corroa, es decir, para que se forme óxido, éste debe quedar expuesto al oxígeno o al aire; y también, el acero se corroe mucho más rápido, en presencia de otros agentes atmosféricos como el agua, por ejemplo lluvia o aire húmedo y la sal (es decir agua salada).
Existen cinco soluciones posibles para proteger al acero contra los efectos de la corrosión:
1. La utilización de acero inoxidable en lugar de acero normal. Este es mezclado con otros metales como níquel y cromo, para lograr su efecto anticorrosivo.
2. El recubrimiento de acero con zinc, que es otro metal, es un procedimiento que se conoce generalmente como galvanizado y es la forma más normal de proteger pequeños objetos fabricados como anillos de amarre, bolardos fabricados con tubos, ejes, correas, cadenas, grilletes y tuberías de agua, entre otros. Los materiales a recubrir se sumergen normalmente en un baño de zinc fundido en talleres especializados; una vez un objeto se ha sumergido en zinc en caliente no se debe realizar ningún trabajo de soldado, corte o taladrado, ya que esto destruiría la integridad del recubrimiento de protección.
3. El recubrimiento del acero con plásticos especiales resistentes al desgaste constituye otra forma de protección contra la corrosión; sin embargo, es más costoso, lo que hace que este método no sea práctico para uso diario.
4. El pintar el acero utilizando pinturas especiales es el método más común de proteger grandes estructuras metálicas de acero.
5. Proteger el acero con ánodos de zinc (o protección catódica). Los ánodos de zinc se utilizan para prolongar más aún la vida útil de estructuras de acero sumergidas en agua del mar como, por ejemplo, pilones de acero, pontones o flotadores metálicos, entre otros. Los elementos de aluminio, en contacto con acero húmedo, quedan expuestos también a la corrosión galvánica.
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